El biólogo e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) Rafael Lajmanovich dio a conocer los re...
Rafael Lajmanovich destacó las diversas disciplinas reunidas en esta investigación entre la química, la biología y la microbiología, entre otras; y la confluencia de distintos organismos científicos. “Tuvimos el objetivo de estudiar en profundidad un fenómeno que veníamos ya dilucidando hace muchos años, tanto en Santa Fe como en Entre Ríos, que es la contaminación de los cursos de agua, sobre todo los arroyos, que desaguan en el río Paraná. Desde 2008 teníamos antecedentes de estudios en el arroyo Las Tunas; ya para esa época, hace muchísmos años, estaba muy contaminado; tuvimos unos antecedentes recientes en el arroyo Salto (cerca de Diamante), que también tenía altísimo grado de contaminación y alta cantidad de residuos de pesticidas. Después realizamos estudios en el arroyo Los Troncos de Santa Fe, todos vuelcan en el Paraná. Ahí también detectamos gran contaminación, mortandad de fauna, etc. Y tomando en cuenta lo que había ocurrido este verano, los volcados clandestinos y varios fenómenos de volcados en distintos cursos de agua que terminaban en el arroyo Espinillo y luego en el arroyo Las Conchas, decidimos estudiar toda la cuenca del arroyo Las Conchas; son aproximadamente 200 mil hectáreas”, dijo a Análisis Digital.
CÓCTEL CONTAMINANTE
El biólogo apuntó que los resultados “fueron alarmantes. Con unos niveles de toxicidad extremadamente altos, en especial se destaca el arroyo Las Tunas, donde se encuentran los mayores cocteles contaminantes, agroquímicos y una gran contaminación bacteriana. Es un proceso de contaminación de muchos años. En los otros sitios parecería ser algo más reciente, pero está impactando gravemente. Todo inmerso en un sistema productivo con acumulación de sustancias en los sedimentos, sobre todo glifosato, que es el marcador. Y eso encontramos en el arroyo Las Conchas, donde confluyen estos arroyos. Allí el agua no está tan contaminada, se acumula en los sedimentos”, insistió.
El texto de la investigación, se explica que se estudiaron parámetros fisicoquímicos y bacteriológicos, así como residuos de plaguicidas, en muestras de sedimento y agua. “Se realizaron bioensayos de toxicidad en renacuajos de Rhinella arenarum para analizar los efectos ecotoxicológicos. El sedimento del arroyo Las Conchas presentó la mayor concentración de glifosato registrada en Sudamérica (5002 µg/kg). Los bioensayos mostraron letalidad (100%) en los tratamientos (Crespo y Las Tunas) sin diluir. Los efectos subletales incluyeron tirotoxicosis, neurotoxicidad y genotoxicidad en renacuajos tratados” (con aguas de distintos arroyos). “Estos hallazgos resaltan la alarmante degradación ambiental que amenaza el concepto ‘Una sola salud’, enfatizando la necesidad de prácticas sustentables y un control severo por parte de la ciencia y el gobierno para proteger y restaurar ecológicamente las fuentes de agua dulce”.
La revista Water Environment Research publicó antes una investigación en el arroyo Salto que detectó 26 sustancias usadas como herbicidas e insecticidas en la producción agraria, llamadas agrotóxicos, además de elevadas concentraciones de cobre zinc y plomo.
Transgénicos
En un fragmento destacado del estudio, se afirmó: “La creciente influencia antropogénica presenta diversos factores de estrés a las redes fluviales, lo que resulta en la contaminación del agua dulce, lo cual perjudica la salud general del ecosistema fluvial. El uso de pesticidas en actividades agrícolas se señala como una de las principales fuentes de contaminación del agua en América del Sur. En particular, Argentina es el tercer país del mundo con las mayores cantidades de cultivos transgénicos tratados intensamente con glifosato. De hecho, la región más productiva conocida como la Pampa Argentina se identifica como un punto crítico de glifosato a escala mundial. Si bien las estadísticas oficiales sobre el uso de agroquímicos son limitadas, los estudios han reportado concentraciones ambientales de glifosato en cuerpos de agua argentinos… lo que indica una contaminación persistente. El país también ostenta el récord mundial de concentraciones de glifosato medidas en agua dulce. Además, estudios en uno de los ríos que drenan las zonas centrales, como el río Salado, revelaron altos niveles de herbicidas, incluidos glifosato, AMPA (ácido aminometilfosfónico) y glufosinato, que causan toxicidad aguda en organismos acuáticos y bioacumulación en la biota acuática. Esta región también se ha caracterizado por la presencia de microplásticos, que tienen un impacto sinérgico con los plaguicidas en la fauna acuática. Las provincias de Santa Fe y Entre Ríos se caracterizan por actividades agroindustriales intensivas. Sus arroyos y ríos reciben aguas residuales sin tratar, efluentes y escorrentías cargadas de pesticidas, metales, medicamentos veterinarios y contaminantes orgánicos, lo que provoca una degradación significativa de la calidad del agua dulce. Estos productos químicos también contaminan el agua y los sedimentos, degradando el suelo y amenazando la salud de los ecosistemas. Los anfibios son particularmente vulnerables debido a su piel permeable y sus complejos ciclos de vida. La intensidad del uso agrícola y la presencia cosmopolita de contaminantes agrícolas alteran su desarrollo, reproducción y supervivencia. Numerosos estudios sobre anfibios de la región centro-oriental de Argentina han demostrado su alta sensibilidad a plaguicidas y contaminantes emergentes, destacando su papel crucial como bioindicadores en las evaluaciones de riesgos ecotoxicológicos. Sus respuestas biológicas permiten la planificación de la conservación y la regulación de la aplicación de plaguicidas en algunas zonas de Argentina donde se urgen prácticas agrícolas sostenibles para mitigar los riesgos ecológicos y salvaguardar la biodiversidad”.
CRISIS CIVILIZATORIA
“Estamos transitando una crisis civilizatoria a nivel planetario”, dijo el médico y ecologista Damián Verzeñassi, uno de los organizadores del Congreso de Salud Socioambiental en Rosario. “Es una crisis que por primera vez en la historia de la humanidad pone en evidencia que lo que está en riesgo es la habitabilidad de los territorios y por lo tanto la continuidad de la vida, de nuestra especie al menos”.
El especialista puso de relieve la responsabilidad de la ciencia en la instalación de sistemas agresivos contra la salud y la ecología, y abogó por un cambio diametral en sus objetivos. Con un meduloso discurso crítico, que circula en las redes, Verzeñassi convocó a participar del Congreso que en estas horas se desarrolla en Rosario.
Fuente: Daniel Tirso Fiorotto / Análisis Digital
Fotos: Archivo ERA Verde / Maurcio Garín
De la Redacción de ERA Verde